“Nos encontramos ante un hecho inédito en la historia de la humanidad: nunca una cultura se había impuesto como modelo universal”, sostiene Ezequiel Ander-Egg.
El investigador en ciencias sociales estará presente hoy y mañana en Cosquín para asistir al II Encuentro Provincial de Directores y Gestores de Cultura, organizado por la Acción Cultural de la Agencia Córdoba Cultura.
Pedagogo, sociólogo, politólogo, animador cultural y ensayista argentino de amplia trayectoria mundial, con gran cantidad de libros publicados, realizará dos disertaciones que tendrán como ejes la política cultural en un mundo globalizado y las opciones de una planificación municipal.
En el diálogo que mantuvo con este medio prefirió no referirse al tema de sus charlas, pero sí se expresó interesado en deslizar algunas consideraciones generales sobre el origen, las características y el horizonte que se presenta ante una cultura globalizada.
Una sola cultura para todos. “El proceso de globalización-omnipresente, evasivo e inasible, también imprime su sello en el ámbito de la cultura, en una gran diversidad de aspectos”, dice. Y asegura que en sus charlas hará referencia a los que considera más significativos para los países del llamado Tercer Mundo. “La globalización cultural es norteamericanización, porque el american-way- of life se extiende a escala mundial”.
–¿De qué manera influyen las nuevas tecnologías y los medios audiovisuales?
–Influyen de manera decisiva para imponer una cultura común en el mundo (mejor dicho para intentarlo). La sociedad en que vivimos está configurada en torno a redes de información. Internet ha permitido interconectar a escala planetaria a millones de personas. Por su parte, los medios de comunicación (radio, televisión, prensa de gran circulación, revistas) son los canales principales de la globalización de la cultura. Hoy, a Estados Unidos casi le basta enviar programas de televisión para nuestra colonización cultural en lugar de enviar marines. Quiero señalar que es incorrecto hablar de medios de comunicación de masas, porque no son vehículos de comunicación humana, ya que hablan pero no admiten respuestas.